19 de diciembre de 2017

Seth - Dios Egipcio


Seth, cuyo nombre egipcio era Suti, es uno de los dioses del panteón egipcio más antiguos y complejos.
Por otra parte, ha llegado a la cultura occidental con el estigma de ser el dios que con su maldad se ha hecho famoso debido al mito osiríaco, en el que representa el papel del malvado, causante de la muerte de su hermano Osiris.

En otros aspectos de las particularidades de Seth, hay que dejar constancia que no siempre representó y encarnó el mal.
En algunos momentos de la larga historia del Antiguo Egipto, gozó de fama y veneración, y queda demostrado por el hecho de que algunos faraones adoptaran su nombre en su homenaje, como es el caso del faraón Seti I o Menmaatre Setos I, faraón de la Dinastía XIX, hijo de Ramsés I, en el Imperio Nuevo.
Como se ha dicho anteriormente, su nombre egipcio fue Suti, y ostentó los títulos de Señor del desierto, El Rojo y El Adversario.
Como la gran mayoría de dioses egipcios, pudo tener algún animal asociado, pero probablemente de alguno extinguido.
Carece de símbolo particular, y es representado con la piel lívida y ojos y pelos rojos.

Fue hijo de Geb y de Nut y hermano de Isis, Osiris, Horus y Nephtis.
Su esposa fue su hermana Nephtis, y carece de descendencia.
Su función viene representada en su aspecto maléfico, y sería la de separar, secar y violentar.

En los aspectos positivos, viene a representar el complemento imprescindible de Horus, para la unión de los opuestos.
En un tiempo determinado se le consideró Patrón de la Guerra.
En algunos momentos de la historia, se le ha presentado con la figura de un cerdo negro.

La función de Seth: azar y desunión igual a injusticia

En un vetusto himno encontrado en unas excavaciones, un hombre se lamenta de porque él es feo y sufre enfermedades, tiene poca inteligencia, carece de talento y es pobre, y no le aman ni las mujeres ni los hombres.
Y al contrario su vecino es guapo, tiene buena salud, es inteligente y agraciado, tiene una gran fortuna y es estimado por todos.

Las preguntas y lamentaciones del infeliz, son igual de valiosas tanto en el pasado como en la actualidad, de la misma manera que en todas las culturas que han adornado al mundo.

Sin embargo, los antiguos egipcios respondían que la culpa era de Seth, que hacía que se percibiera separación, azar e injusticia, cuando en realidad el hecho de que ambos vecinos poseyeran tan diferentes características, y vivieran experiencias tan dispares, obedecía a un orden justo y equilibrado, sumido todo en un orden coherente, que todos por culpa del dios malvado, no podían percibir, hasta que se recurriera a la vía de la virtud y la sabiduría, para alcanzar la luz y lograr acceder a la verdad.

Esa era la tarea de Seth, su función primordial.
Provocar de manera continuada y constante, la percepción por parte del hombre del azar, la injusticia y la desunión, sin poder ver la realidad o el Maat, es decir el orden, la armonía y el equilibrio.

La insondable naturaleza de Seth

A Seth se le suele representar de manera indefinida, concretamente con forma humana y cabeza de animal. Sin embargo, existen muchas dudas respecto a qué animal en concreto se quiso representar.

En la oscura historia de su genealogía, se dice que nació de forma violenta del vientre de su madre, dejando de esta manera, muestras de su condición de enemigo.

Sin embargo, Seth era el dios principal y custodio del Alto Egipto, así como Horus lo era del Bajo Egipto. Según el mito, los dos dioses recibieron cada uno de su padre Geb, una parte de la tierra de Egipto, y reinaron en sus respectivos reinos, con sabiduría y justicia.
Después, cuando se unieron las Dos Tierras (Alto y Bajo Egipto), los dos dioses quedaron también unidos.

El diferente concepto religioso del Antiguo Egipto

El concepto de Seth representa al adversario.
En muchas religiones es característico de la figura del diablo, y de hecho, la palabra Satán, en hebreo significa literalmente adversario, lo mismo que en griego diábolos que viene a ser el que desune.

Pero los antiguos egipcios tenían un concepto del mal, muy distinto a la concepción judeo-cristiana, ya que para ellos lo negativo se resumía en la antítesis de Maat, que era el orden, la armonía y el equilibrio.

Se podía interpretar a Seth, como la representación del azar y la discordia, pero que invitaba al hombre a luchar contra esa concepción, buscando siempre el orden y la justicia, representados en la diosa Maat.
Esta, estaba presentada con forma humana y portando como tocado, una pluma de avestruz como símbolo de lo sutil y ligero. El objetivo del hombre, era salir de las tinieblas y llegar a la iluminación, fuera del azar y el enfrentamiento.


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Horus - Dios Egipcio


Nombre Egipcio: Hor-Hur

Nombre  Griego: Horus

Divinidad  Griega: Apolo

Representación: Hombre con cabeza de halcón, o halcón


Horus, con la doble corona y el ureo protegiendo al faraón Nectanebo II 72 cm de alto. XXX dinastía
The Metropolitan Museum of Art Nueva York

En un principio es un dios celeste; es el dios real más antiguo que tuvo forma de halcón.


La doctrina antigua decía que tenía por ojos al sol y a la luna, por ojos al sol y a la luna, pero los sacerdotes de Heliópolis adjudicaron el sol a Ra, quedando el ojo de Horus como la luna.
En los Textos de las Pirámides se le identifica con el cielo oriental, mientras que Thot lo es con el occidental; así pues, es el señor de la montaña por donde el sol se asoma cada mañana.
Inicialmente era hijo de Hathor, pero este papel fue posteriormente adoptado por Isis.
Cuando el culto de Osiris adquirió importancia, Horus se convirtió en hijo de Osiris; se identifica con el rey vivo y el rey muerto pasa a
ser Osiris.
Osiris, Isis y Horus fueron la tríada más importante de dioses.
En el Libro de los Muertos Horus, bajo su forma de Haroeris, tiene cuatro hijos (Amset, Hapy, Duamutef y Kebehsenuf) que son sus potencias de manifestación y que ayudan al Faraón a ascender al cielo.


En la mitología egipcia, cuando Horus llegó a la mayoría de edad, se dispuso a luchar contra Seth para recuperar el trono de su padre; estos hechos son recogidos en varios textos que cada vez más van complicándose; algunos de ellos son cuentos que tienden a mostrar la rivalidad existente entre Osiris y Ra; otros provienen de libros funerarios o himnos, pero siempre presentan una versión incompleta de la leyenda; así, Horus perdió el ojo izquierdo (la luna) en su batalla contra Seth, y éste perdió los testículos; Horus recuperó su ojo y se lo ofreció como talismán a su padre Osiris para devolverle la vista.
También Horus perdió sus manos, cortadas por Isis a causa de Seth; una vez recuperadas, estas se conservaron en Hieracómpolis, ciudad que le fue otorgada por Ra, en la que recibió como asociados a sus hijos Duamutef y Kebehsenuf.
En el juicio de Heliópolis se reconoce el derecho de Horus a suceder a Osiris; según la leyenda menfita, gracias a Geb, Horus y Seth se pusieron de acuerdo sobre su reino; Seth se quedó como dios del Alto Egipto y Horus del Bajo Egipto.
Posteriormente Horus se quedó con todo Egipto, mientras que Seth se quedó como dios del desierto y de los pueblos extranjeros.
Así se representa el combate entre la fertilidad del Nilo (Osiris) y la aridez del desierto (Seth).
Tras suceder a su padre, dejó el gobierno a los reyes míticos, a los que la tradición denomina "Shemsu-Horus" o seguidores de Horus.
También desempeña un papel primordial como dios sanador, ya que no tiene nada que temer de los animales peligrosos.
Es dios titular del mes de Paini. Su nombre se asoció a los planetas Júpiter y Saturno bajo las denominaciones de Hor-up-shet y Hor-p-ka.

Presenta varias formas, según sus cometidos:

Como Horus el Niño es el heredero real, el sol que renace cada día y se convertirá en el Harpócrates; como Harsiese encarnaba al joven triunfante y era Horus, hijo de Osiris e Isis; como Horus Iunmutef juega un importante papel en el mundo funerario y se le representa como un sacerdote sem, con la coleta de la infancia; como Horus de Edfú (Horus Behedety, "el que abre los cuerpos"), identificado con el sol en su plenitud, con el disco solar alado, y esposo de Hathor (En esta localidad aparece como hijo de Ra luchando y venciendo a sus enemigos); como Harmajis, identificado con el Horus en el Horizonte, emergía junto a Ra de la colina heliopolitana; como Horajti es el "Horus del Horizonte"; como Haroeris, Hor Marti u Horjenti Irti, es Horus el Viejo, dios astral y guerrero, destructor de Seth; otros nombres que recibe son Harsomtus y Panebtaui.Es además Harendotes, el Horus guerrero  que castró a Seth en la batalla que mantuvo con él, vengando a su padre Osiris

Aparece representado con la doble corona; también con cabeza de halcón; se le asocia a Ra como Ra-Horajti. También aparece como un sol con alas de halcón; en esta forma servía como símbolo de protección sobre las puertas y las salas interiores de los templos; también aparecía en el eje central del techo, simbolizando la procesión diaria del sol. Cuando se le representaba con forma leonina recibía el nombre de Harmajis.

Sus animales de sacrificio en su infancia eran toros, cabras y cerdos; pero Seth, disfrazado de cerdo negro, dañó el Ojo de Horus, de Horus, por lo que el cerdo pasó a ser un animal de Seth.
Como indemnización por la herida recibida, Ra le otorgó a Horus la ciudad de Buto, asociándole en ella a sus hijos Amset y Hapy.

Aunque tuvo un importante centro de culto en Hieracómpolis y un gran santuario en Letópolis, donde se guardaba el hombro izquierdo de Osiris, fue venerado en todo Egipto en alguna de sus formas y, como consecuencia de la exportación del culto de Isis a las zonas mediterráneas, también fue venerado a lo largo del Mediterráneo, si bien en este caso fue Harpócrates la forma más extendida.

Sus fiestas se celebraban el día 22 del mes de Meshir, junto con Ptah; el día 23 del mes de Famenoth; el día 1 del mes de Pajon, junto a sus Compañeros; y su festival era el día 1 del mes de Paini. En el Delta se le asimiló a los dioses locales más oscuros, como Kentejtai o Sopdu.
Los griegos lo identificaron con Apolo por ser el gran señor de los cielos.
Su nombre fue adoptado por Horemheb.

La palabra Horus es una latinización del término griego Horos utilizado para designar al dios egipcio Hor  (H.r) que significa "el lejano", "el elevado", en una muy clara asociación con el halcón que tiene consagrado y representa. Pero la raíz tiene similitudes con el término Her empleado para designar el Cielo.
Es ante todo el gran señor de los cielos y de ahí la asociación de los griegos con su dios Apolo, señor de los cielos.
El símbolo jeroglífico del halcón sobre un estandarte se empleó en época antigua para representar la palabra dios. Muchos fueron los dioses que se encarnaron y confundieron con Horus en las síntesis religiosas de cada localidad, y de ahi la gran cantidad de dioses halcón que aparecen en el panteón egipcio.
A pesar de estar asociado al culto osiríaco y aparecer en la síntesis osiríaca como hijo de Isis y Osiris, no parece ser este su origen.
Horus ya existía en época predinástica y más tarde su culto fué adaptado al mito de Osiris en un intento de sincretismo religioso.


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Osiris - Dios Egipcio


Osiris nació de una virgen en el solsticio de invierno (para los egipcios 21 de diciembre), se volvió dios de la vegetación y de los muertos.
Su hermano Set le tenía gran envidia, puesto que había sido sucesor de Ra para gobernar la tierra, por lo que lo asesino un viernes. Isis, empleo su magia para resucitarlo después de haber sido embalsamado y resucito al tercer día, la misma Isis fue testigo de su regreso a la vida.
Existe un relato que cuenta como en la dinastía V (2465-2323 a.C.) el faraón resucito al tercer día convertido en Osiris, y emprendió después su viaje a las estrellas, después de esto venció a Set en una gran batalla, lo que lo convertiria en el rey de la tierra.

Como mito solar, Osiris, ese sol que nace, y muere y resucita, también tiene una corona cuyas ardientes llamaradas simbolizan el sufrimiento ante la traición de alguien muy cercano (su hermano Seth).
Su símbolo es el ankn o cruz ansada, sinónimo de vida

Seno siris, hijo del dios Osiris, nació concebido inmaculadamente, anunciado por Satmi, una deidad divina.

En la Alejandría Egipcia se festejaba el festival de "Core, la doncella", identificada como la diosa Iris, y el nacimiento de hijo, que era un personificación de Osiris.
En la víspera de aquel día era costumbre pasar la noche cantando y atendiendo las imágenes de los dioses.
Al amanecer se descendía a una cripta y se sacaba una imagen de madrea, que tenía el signo de una cruz y una estrella de oro marcada en las manos, rodillas y cabeza.
Se llevaba en procesión, y luego se devolvía a la cripta; se decía que se hacía porque La doncella había alumbrado a su hijo.

Los griegos rendían culto al dios Serapis, una forma helenizada de Osiris, y se mezclaban creencias griegas con egipcias.
Los romanos celebraban el "Natalis Solis Invicti", el nacimiento del sol invencible, un culto muy popular y extendido en la fecha en la que todos los pueblos celebraban la llegad del solsticio de invierno, de la noche del 24 al 25 de diciembre.

Isis, la virgen reina de los Cielos, quedaba embarazada en el mes de marzo y daba a luz a su hijo Horus a finales de diciembre.
El dios Horus, hijo de Osiris e Isis era recibido como la sustancia de su padre, Osiris, de quien era una encarnación.
Concebido milagrosamente por Isis cuando el dios Osiris, su esposo, ya había sido muerto y despedazado por su hermano Seth; era una divinidad casta, y su papel entre los humanos era presentar las almas a su padre, en el juicio.

Durante el solsticio de invierno, la imagen de Horus, en forma de niño recién nacido, era sacada del santuario para ser expuesta a la adoración pública de las masas.
Aparecía representado en un pesebre con el cabello dorado, un dedo en la boca y el disco solar sobre su cabeza, los griegos y romanos lo adoraron bajo el nombre de Harpócartes, el niño Horus, hijo de Isis.

Según la mitología egipcia, el dios con cabeza de halcón fue visitado pocos días después de nacer por cuatro extraños reyes, los cuales representaban cada uno los cuatro pilares externos (los puntos cardinales) sobre los que se sustentaba el cuerpo celeste de la diosa Nut. Cada uno traía ofrendas para regalar al recién nacido.

A los 12 años, deja atónitos con su elocuencia a los escribas de la "Casa de la Vida" del templo de Ptah, que lo consideran como niño pródigo

Cuenta la leyenda egipcia que Horus hizo revivir una momia, se trataba de una alegoría sobre el movimiento del sol a través de una constelación conocida con el nombre de "La Momia", el individuo que se vio liberado de la momificación se llamaba "El-Azar-us"

Horus tenía 12 ayudantes que hacían referencia al número de los meses del año y de las casas zodiacales

El jeroglífico de Horus estaba compuesto por la palabra "KRST", denominado así mismo como el "ungido"


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Piramide De Unas (Unis) -



Unas (Unis)(c. 2356 - 2323 A.C.) era el rey pasado de la quinto dinastía. 

La pirámide dedicada a este rey miente al sur de la pirámide del paso. 

La pirámide de Unas (Unis) está en condiciones pobres sin embargo, los compartimientos de entierro vale la visita. 

En este compartimiento, usted encontrará los textos funerarios egipcios más tempranos tallados en las paredes y llenados de un pigmento azul. Éstos se refieren como los textos de la pirámide. 

Son los rituales y los himnos que eran dichos durante el entierro. Antes de este tiempo, no se grabó nada en las paredes de las pirámides.

La pirámide, cuando era completa parada cerca de 62 pies (m) 18.5. 

La base de la pirámide era bloques flojos y el escombro y la cubierta estaban de piedra caliza. 

Parece hoy una pila la suciedad y escombro, especialmente de del lado del este. 
Aunque el exterior de la pirámide está en ruina, el interior es sonido inmóvil. 
Usted puede entrar en la pirámide del lado del norte. 
Están intentando bloquear la manera, tres losas enormes de granito. Una vez dentro del compartimiento, usted encontrará los textos de la pirámide que fueron pensados para ayudar al alma del pharaoh en el afterworld. 
Debían ayudar al hallazgo del alma Ra, el dios del sol.


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La Pluma de Maat - Mitologia Egipcia -


Aunque existe una amplia gama de variaciones, la iconografía prototípica de Maat es la de una mujer joven, esbelta y elegante, portadora de un tocado sencillo formado por una cinta que sostiene, perfectamente erguida, lo que tradicionalmente se ha identificado como una pluma de avestruz.

Este elemento era, además, un signo jeroglífico que podía utilizarse en la escritura del nombre de la diosa
El jeroglífico, de forma esquemática pero precisa, muestra la pluma de avestruz destacando una protuberancia redondeada en la parte superior.

Los antiguos egipcios consideraron las plumas de avestruz como artículos de lujo. 
Con ellas se podían confeccionar sofisticados abanicos y formaban parte de tocados e insignias, constituyendo un atributo de distinción y autoridad entre príncipes, soldados, reinas, jueces o visires. Su presencia era habitual en la iconografía de estandartes y deidades, apareciendo también en el contexto ceremonial, donde jugaron un papel relevante en ciertas liturgias de purificación y tránsito, por lo que las plumas dieron forma, por ejemplo, a amuletos y ornamentaron ciertos objetos de carácter ritual.
La pluma de avestruz formaba parte de la iconografía de Maat ya en las representaciones más antiguas. 
Durante milenios constituyó su más característica corona, pero además fue su emblema identificador en diferentes ámbitos y podía portarlo en las manos o exhibirlo de otras formas distintas

La vinculación llegó a ser tan intensa que la representación de la pluma, en determinados contextos, podía sustituir simbólicamente a la imagen de la diosa. 
Sin embargo, se hace difícil encontrar una explicación relativa al motivo o motivos por el que Maat se vinculó tan estrechamente con la pluma; es decir, ¿qué pudieron ver los antiguos egipcios en las plumas de avestruz que les permitiera generar una vinculación con un concepto tan complejo como Maat?. 

Dicho de otro modo, ¿qué metáfora pudieron inspirar las plumas de avestruz como para que se las relacionaran con el orden cósmico, la justicia, la verdad, el equilibrio, la armonía, la equidad, la rectitud, la bondad?

Las respuestas, como ocurre generalmente en el ámbito de la simbología, recaen en el terreno de la especulación y la interpretación. No obstante, la egiptología moderna en muy pocas ocasiones se ha planteado este interrogante, a pesar del creciente interés en los estudios sobre Maat y de la cada vez más abundante bibliografía especializada. 

Una bibliografía que generalmente no se adentra en la expresión plástica y que suele centrar sus esfuerzos en la difícil tarea de intentar establecer una definición sobre el multifacético concepto que en Maat se diviniza y sus implicaciones en ámbitos como la cosmovisión, la moral o la justicia.
La explicación generalmente ofrecida por la bibliografía egiptológica en relación a los motivos del estrecho vínculo entre Maat y la pluma de avestruz, deriva de lo expresado por Horapolo, autor que en el siglo V d. C. realizó un intento de lectura de los jeroglíficos basándose en la simbología. Aunque esta vía no era la adecuada para llegar al correcto desciframiento de la escritura egipcia, lo cierto es que la obra cobró trascendencia mucho después, siendo una influencia relevante en el pensamiento del Humanismo Renacentista.
A pesar de tratarse de una fuente interesante y hasta sorprendente en ciertos aspectos, casi todas las conclusiones de Horapolo se consideran actualmente obsoletas e incluso absurdas. 

Sin embargo, en lo relativo a la relación simbólica entre Maat y la pluma de avestruz, estableció una visión que se ha hecho perdurar hasta nuestros días. 

He aquí lo que Horapolo afirmó al referirse al jeroglífico de la pluma de avestruz:

<< Si quieren indicar "hombre que imparte justicia a todos por igual", pintan una pluma de avestruz; pues este animal tiene iguales por completo las plumas de sus alas, al contrario que las demás aves>>

Según este planteamiento, las supuestas plumas de igual medida que se encuentran en las alas del avestruz, inspiraron una relación con las nociones de justicia y de orden. 

De modo que, teóricamente, por su idéntica dimensión y regular disposición en las alas del ave, el egipcio vio en ellas la representación de lo equilibrado, de lo armónico, de lo ajustado a una medida; es decir, todo aquello que podía asociarse a Maat.
Aunque los mecanismos de la simbología pueden llegar a ser muy sutiles, lo cierto es que no he podido documentar la existencia de documentación egipcia alusiva a la supuesta relación entre "el hombre que imparte justicia" y los avestruces o sus alas. 
Ni tampoco es factible ningún nexo, salvo en lo relativo a las plumas, entre Maat y los avestruces.
De igual manera, no he localizado documentación sobre la trascendencia de las alas del avestruz o alusión a su especial simbología. 
Tampoco hay representaciones de avestruces con las alas desplegadas que dejen de alguna manera patente su posible trascendencia o que plasmen la supuestamente relevante característica de tener las plumas todas iguales.

De hecho, aunque las alas son elementos recurrentes en la simbología e iconografía egipcia, siendo un atributo frecuente entre las divinidades, lo cierto es que las comúnmente representadas no son las de avestruz.

Ni siquiera las porta la diosa Maat, a pesar de ser mostrada muy frecuentemente con los brazos transformados en alas.
A todo ello sumar que, a pesar de lo afirmado Horapolo y por otros historiadores de la antigüedad, lo cierto es que el avestruz no tiene iguales por completo las plumas de sus alas y que algunas de las más llamativas proceden también de su cola.


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Keops - El Segundo Faraón de la Cuarta Dinastia Egipcia -



El faraón Khufu (o Keops en griego) pasó a la historia por su gran labor arquitectónica y también por su carácter rudo y tirano. 

Poco se sabe de este personaje, nada dejó en vida más que su reputación, su historia, el complejo piramidal de Keops y una estatuilla con su relieve, hallado en Abydos, el lugar de enterramiento más importante de la época del período dinástico, de los primeros tiempos de los faraones, situado en el Alto Egipto. 
Nos hallamos en la época en que surgen las primeras grandes pirámides.

Keops nació por el año 2400. 
Hijo del faraón Snefrú y de Hetepheres. Gobernó con mucha mano diestra alcanzando una fama de cruel. 
Subió al trono en el año 2389, siendo el segundo faraón de la Cuarta Dinastía que gobernó durante veinte y cuatro años, del Imperio Menfita (Memphita).

Fue un faraón muy administrador, se dedicó muchísimo a reestructurar distritos administrativos, clases sociales y ejército. 
Keops impuso un estilo de vida de mucho lujo en su corte. 
Amante del lujo, mandó reconstruir el palacio de los faraones dotándole de grandes lujos, como buscar turquesas en el monte Sinaí, mandando a su propio ejército para ello. 
También explotó minas de la piedra diorita. 
Gracias a él, la monarquía llegó a un poder totalmente absoluto; un sistema político superviviente con el paso de los siglos. 
La corte de un faraón siempre estaba compuesto por un consejo de eruditos, todos de estirpe noble y alguno que pudiera ser ascendido a la condición por orden del faraón.

En la pirámide política tenemos en la cúpula al faraón, seguido por sus consejeros; le sigue la nobleza y los sacerdotes. 
Después y tirando hacia la base, escribas y funcionarios. Posteriormente la plebe, el pueblo llano y los esclavos. Curioso saber que Keops no admitió esclavos para la construcción de sus mastabas.

Se casó dos veces y tuvo cuatro hijos, a los cuales no trató muy bien. 
Se han oído muchas leyendas de como trataba a sus hijos, en especial a su hija que, según cuentan, llegó a ordenar que se acostara con quien pudiera pagar una cantidad deseada per él para conseguir así, financiación de la clase noble para construir su complejo piramidal.

Muy preocupado en el más allá y la forma como quería ser enterrado y recordado a posteori, mandó construcciones maravillosas.

Fuentes: P.Argenter 


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La Salamanta - Leyenda


“Mandinga abrime la puerta, le dije cuando llegué. 
No le tengo miedo a nada cansado de padecer. 
Entrá nomás gaucho pobre, que nada te ha de pesar, viniendo a mi Salamanca ya nada te ha de faltar”, dice la chacarera. 
El diablo es centro de noche, por oposición a Dios, que es centro de luz. 
Uno arde en un mundo subterráneo y el otro brilla en el cielo. 
Pero en Salta, el “príncipe de la mentira” vive en la Salamanca.

La Salamanca es el refugio del diablo. 
Pocas veces deja su madriguera. 
Se sabe del primero de agosto y en carnaval, donde gusta lucirse en todas las artes del campo. 
Es diferente al colorido mandinga jujeño que gusta pasearse entre los mortales, con su cola y sus espejos multicolores. 
El diablo Salamanequero de Salta es el “mejor de todos los gauchos”.

Cuentan que tiene un caballo bien puesto, sin imperfecciones, chispeante en las piedras y nervioso. Algunos dicen que es negro como la noche y que el ruido de sus pasos es musical. 
El ensillado derrocha plata y buen gusto. 
Lleva caronas de tigre con punteras chapeadas y lonja pescuecera grañada de tres vueltas, hecha con cuero de anta. 
Como buen gaucho mostrar sus prendas y ensilla para el carnaval para hacer crecer la envidia y el deseo.

El Mandinga salteño es arisco, no se anda mostrando. Se lo ve en la Salamanca y sólo la abandona unos días, en tiempos de carnaval donde revive despertado por las coplas picarescas y el trance de la chicha. Ese es el momento para recolectar las almas de sus adoradores más despistados. Se aparece en las carpas y y en los grandes bailes, humanizado en forma de gaucho rico. Lleva una faja de seda negra cubierta de una rastra con monedas de plata. Viste traje oscuro con guarda de abejas y puñal “de filo y contra-filo”, con mango de plata terminado en una punta de asta de ciervo.

Va a la carpa a divertirse, para aprovechar su escaso tiempo humanizado, libre de sus pinchudas astas y filosa y hedionda cola. Conquista chinitas para su entretenimiento y hombres para comprarles el alma. En la vida sencilla del gaucho los tienta con ofertas de éxito y grandes habilidades. Gusta del alcohol, pero no del vino, “porque es sagrado”. Anda derecho, con buena postura y fuma. Luce poncho salteño.

Sólo se lo detecta por un defecto que siempre trata de ocultar, pero que en su vanidad por el baile termina descubriendo: sus piernas le terminan en una pata de cabra y a veces de gallo. 
La disimula por debajo de la mesa. 
Al ser un eximio bailarín, la música lo hace zapatear, pero espera que se levante un poco de polvo en el patio antes de lanzarse a la pista. Camuflado en la polvareda “baila con una china, después con otra, después con la más linda y cuando tiene la atención de todos por su elegancia y su gracia... desaparece”. 
Es el gran creador de la discordia y generalmente lo consigue por la codicia de los hombres, tentados con ilusiones de riqueza y grandeza.

Los dones que cambia por un alma siempre tienen una relación con lo lúdico y la vida sencilla del gaucho, porque tiene los mismos gustos y “porque es difícil tentar al que tiene”. 
El paisano vende su alma para ser dichoso en el amor; indescifrable jugador; pialador de lazo indestructible; bailarín o guitarrero; domador o imbatible cuchillero, “visteador de ley” que nadie le marca la cara. Pero la creencia dice que cuantos más beneficios se entregan en la vida terrena, más rápido se lleva el alma Mandinga.

Según los viejos, los contratos pueden ser de 5 a 20 años, según las pretensiones y la habilidad para negociar de cada hombre. 
La plata y el poder son de la partida. Son conocidos los casos de hombres que hicieron “20 mil cabezas de ganado sin más que tres vacas”. Aunque, según dicen, esa fortuna “nunca les dura a los hijos del endiablado”.

El contrato se rubrica en tinta china indeleble, para que no se borre al momento de cobrar el alma. Es de una sola copia y la guarda siempre el diablo para mostrarlo a la hora señalada. Al vencimiento del maligno contrato los gauchos desaparecen “como por arte del diablo”. Algunos intentan recular y recuerdan como fueron tentados en el fervor opificante de la chicha, que hace pasar los días como horas, cuando la voluntad está blandita. Pero a Mandinga nadie le pisa el poncho. Es un excelente peleador que da brincos y cabriolas imposibles de igualar, por eso dicen que”quién se le anima es finado”.

La Guarida

Cuentan que los acordes que se escuchan son de música sublime y que nunca se borran de la memoria. Adentro el entrevero, la puerta del infierno en la tierra, que revienta en un jolgorio si se corrompe un alma.

Físicamente se describe a la Salamanca como una cueva o un socavón. También como un gran pozo cerca de un río o en una quebrada profunda. Ahí se refugia el diablo y las "almas endiabladas". 
La Salamanca vive su máximo esplendor durante el carnaval, aunque vibra en un festín diabólico cuando se transforma un alma al demonio.

Aparentemente, según testimonios, las salamancas van desapareciendo. "Son cosas de antes, ya no se acostumbra a escuchar". Otros dicen que se mudaron a lugares más recónditos, lejos de las poblaciones. En San Lorenzo, por mencionar sólo dos, se recuerdan las de la Loma Balcón y la de la Quebrada. En Campo Quijano, el coleccionista de leyendas Ramón Aguilar menciona la salamanca de Las Bandurrias y la de Tres Zanjones.

En Cerrillos, el historiador y cronista Luis Borelli revive en sus memorables fábulas, las aventuras de un zorro y un tigre en la salamanca de Villa los Tarcos. 
Muy cerca de la loma que quedara pelada luego de la pelea entre Mandinga y el sacristán "Indio Miguel". Según cuenta la leyenda, el indio-cura achuró a planazos con su cuchillo al diablo-gaucho, luego de mostrarle un crucifijo y por eso no crece el pasto en el lugar. También mencionan una salamanca cerca de donde se instalaba la Carpa La Barbarita, en épocas de antaño.

El embajador argentino en Bolivia, el jujeño Horacio Macedo tiene en su casa guardado como un pequeño tesoro un mapa antiguo que marca las 10 salamancas más importantes de Salta y Jujuy. El Tribuno intentó obtener una copia, pero no pudo contactarse con el diplomático kirchnerista.

Pero a las salamancas no las detecta cualquiera. La entrada es aun más exclusiva que el casamiento de un príncipe inglés. "Tenés que andar buscando, tener el alma predispuesta al diablo", cuentan los viejos. Para los que no están dispuestos, la música no se manifiesta. "El que lo busca, lo halla". Es condición la valentía y algunos buscan al diablo para medir sus habilidades. Borelli describe que para entrar a la salamanca hay que "llevar ruda macho en la mano izquierda, una hoja de higuera en el ojal y perfume de flor de alfalfa". La contraseña es: "Furia, furia, furia".

Adentro el gran salón donde los animales están humanizados y suena la música de violines y bombos endiablados.

Aseguran que es "deslumbrante y terrorífico al mismo tiempo". Relatos sostienen que la salamanca está iluminada con "lámparas de aceite humano, grandes cortinados de telas y marmolería fastuosa. En el fondo está el trono de Mandinga, que elige animales pillos y pícaros como el zorro; el quirquincho; el sapo o el yaraví y hasta a un zorrino le pone voz de tenor. Al declarar el baile, Mandinga grita: "Es hora de licencia. Salamanca".

Fuente: Robustiano Pinedo, El Tribuno

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El Amor y El Tiempo


En una isla muy linda de naturaleza indescriptible, vivían todos los sentimientos y valores del hombre; "El Buen Humor, la Tristeza, la Sabiduría, el Amor".

Había una vez una isla muy linda y de naturaleza indescriptible, en la que vivían todos los sentimientos y valores del hombre; El Buen Humor, la Tristeza, la Sabiduría... como también, todos los demás, incluso el Amor

Un día se anunció a los sentimientos que la isla estaba por hundirse.

Entonces todos prepararon sus barcos y partieron. 
Únicamente el Amor quedó esperando solo, pacientemente, hasta el último momento.

Cuando la isla estuvo a punto de hundirse, el Amor decidió pedir ayuda.

La riqueza pasó cerca del Amor en una barca lujosísima y el Amor le dijo: "Riqueza... ¿me puedes llevar contigo?". No puedo porque tengo mucho oro y plata dentro de mi barca y no hay lugar para ti, lo siento, Amor...

Entonces el Amor decidió pedirle al Orgullo que estaba pasando en una magnifica barca. "Orgullo te ruego... ¿puedes llevarme contigo?". No puedo llevarte Amor... respondió el Orgullo: aquí todo es perfecto, podrías arruinar mi barca y ¿Cómo quedaría mi reputación?

Entonces el Amor dijo a la Tristeza que se estaba acercando: "Tristeza te lo pido, déjame ir contigo". No Amor... respondió la Tristeza. Estoy tan triste que necesito estar sola.

Luego el Buen Humor pasó frente al Amor, pero estaba tan contento que no sintió que lo estaban llamando.

De repente una voz dijo: "Ven Amor te llevo conmigo". El Amor miro a ver quien le hablaba y vio a un viejo.

El Amor se sintió tan contento y lleno de gozo que se olvidó de preguntar el nombre del viejo.

Cuando llegó a tierra firme, el viejo se fue. 
El Amor se dio cuenta de cuanto le debía y le pregunto al Saber: "Saber, ¿puedes decirme quien era este que me ayudo?".
- "Ha sido el Tiempo", respondió el Saber, con voz serena.
- ¿El Tiempo?... se preguntó el Amor, ¿Porqué será que el tiempo me ha ayudado?

Porque solo el Tiempo es capaz de comprender cuan importante es el Amor en la vida.

Fuente: Juana Henriquez

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Amor Sin Ataduras - Leyenda



Cuenta una vieja leyenda de los indios Sioux, que una vez llegaron hasta la tienda del viejo brujo de la tribu, tomados de la mano, Toro Bravo, el más valiente y honorable de los jóvenes guerreros, y Nube Azul, la hija del cacique y una de las más hermosas mujeres de la tribu...

Nos amamos... empezó el joven

Y nos vamos a casar... dijo ella.

Y nos queremos tanto que tenemos miedo, queremos un hechizo, un conjuro, o un talismán. 
Algo que nos garantice que podremos estar siempre juntos, que nos asegure que estaremos uno al lado del otro hasta encontrar la muerte.

Por favor, repitieron, ¿hay algo que podamos hacer?

El viejo los miró y se emocionó al verlos tan jóvenes, tan enamorados y tan anhelantes esperando su palabra...

Hay algo,-dijo el viejo- pero no sé... es una tarea muy difícil y sacrificada.

Nube Azul... -dijo el brujo- ¿ves el monte al norte de nuestra aldea? Deberás escalarlo sola y sin más armas que una red y tus manos, deberás cazar el halcón más hermoso y vigoroso del monte. Si lo atrapas, deberás traerlo aquí con vida el tercer día después de luna llena. ¿Comprendiste?

Y tú, Toro Bravo -siguió el brujo- deberás escalar la montaña del trueno. 
Cuando llegues a la cima, encontrarás la más brava de todas las águilas, y solamente con tus manos y una red, deberás atraparla sin heridas y traerla ante mí, viva, el mismo día en que vendrá Nube Azul. ¡Salgan ahora!

Los jóvenes se abrazaron con ternura y luego partieron a cumplir la misión encomendada, ella hacia el norte y él hacia el sur.

El día establecido, frente a la tienda del brujo, los dos jóvenes esperaban con las bolsas que contenían las aves solicitadas.

El viejo les pidió que con mucho cuidado las sacaran de las bolsas.

Eran verdaderamente hermosos ejemplares.

Y ahora ¿qué haremos?, -preguntó el joven- ¿los mataremos y beberemos el honor de su sangre?

No, dijo el viejo.

¿Los cocinaremos y comeremos su carne?, propuso la joven.

No, repitió el viejo. Harán lo que les digo: tomen las aves y átenlas entre sí por las patas con estas tiras de cuero. Cuando las hayan anudado, suéltenlas y que vuelen libres...

El guerrero y la joven hicieron lo que se les pedía y soltaron los pájaros. 
El águila y el halcón intentaron levantar vuelo pero sólo consiguieron revolcarse por el piso. 
Unos minutos después, irritadas por la incapacidad, las aves arremetieron a picotazos entre sí hasta lastimarse.

Este es el conjuro. Jamás olviden lo que han visto. Son ustedes como un águila y un halcón. 
Si se atan el uno al otro, aunque lo hagan por amor, no sólo vivirán arrastrándose, sino que además, tarde o temprano, empezarán a lastimarse el uno al otro.

Si quieren que el amor perdure... "vuelen juntos, pero jamás atados".



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Perseo - Leyendas - Mitologia Griega


Perseo era hijo de Zeus y de la mortal Da­nae

Fue uno de los heroicos semidioses de la mitología griega junto a Heracles y Teseo, llevando a cabo numerosas tareas sobrenaturales.

Acrisio, rey de Argos y padre de Dánae, la había encerrado en una torre de bronce para evitar que ella concibiese un hijo, ya que un oráculo le había asegurado que su nieto lo mataría. 
Zeus, que deseaba a Dánae, rechazó dejar este castigo así. 
Visitó a Dánae en forma de lluvia de oro, de la cual nació Perseo . 
Acrisio, sorprendido, encerró a la madre y al hijo en una caja y los arrojó al mar, pero gracias a la protección de Zeus, la caja llegó a salvo a la isla de Sérifos, donde Dánae y su hijo fueron acogidos por el rey Dictis, hermano del rey Polidectes de Sérifos. 
Perseo creció junto a su madre y el rey, pero Polidectes se enamoró de Dánae y decidido librarse del muchacho, que ya cuidaba de su ma­dre. 
Por ese motivo le encargó que le traje­se la cabeza de Medusa, algo imposible dada la apariencia del monstruo, que convertía en piedra al que osase mirarla.

Afortunadamente, Perseo contó con la ayuda de Atenea, que estaba enemistada con Medusa a causa de la relaciones que tenía con Poseidón -que quizá la había violado- en un santuario dedicado a Atenea
La diosa le dio a Perseo un espejo de bronce tan bruñido que reflejaba todo lo que veía y le dijo lo que tenía que hacer. 
Primero debería visitar a las gorgonas, tres hermanas que vivían en el norte de África -dos según algunas versiones- y que eran brujas que compartían un solo ojo. 
Perseo les robó el ojo y les obligó a mostrarle el camino para llegar a Medusa, lo cual aceptaron a cambio del ojo, que finalmente arrojó al agua para que no pudiesen advertir a nadie de sus intenciones. 
Unas ninfas le dieron a Perseo un casco que lo hacía invisible, un par de sandalias aladas y un saco en el que meter la cabeza de Medusa cuando la hubiera atrapado. 
Hermes le entregó un sable mágico.

Con la ayuda de todos los regalos, Perseo voló hasta el hogar de las otras gorgonas junto al Océano. Las tres hermanas se habían dormido y Perseo pasó delante de ellas con cuidado, sin perder de vista a Medusa sirviéndose de su escudo como espejo para no tener que mirarla directamente y evitar de ese modo que lo convertiera en piedra. 
Así cortó la cabeza llena de serpientes del monstruo con el sable de Hermes y la puso en el saco. 
La sangre derramada por Medusa originó al monstruo Crisaor y al caballo alado Pegaso.

Según Ovidio, el primer encuentro que tuvo Perseo a su regreso fue con el titán Atlas, a quien se presentó como hijo de Zeus

Perseo no fue bien recibido porque un oráculo le había dicho a Atlas que un hijo de Zeus le robaría las manzanas del jardín de las Hespérides. 
Cuando el gigante adoptó una postura amenazante, el héroe le mostró la cabeza de Medusa y lo convirtió en piedra, pasando a ser así la cadena montañosa que conocemos con ese nombre. 

Perseo continuó su viaje hacia el oeste, a través de África, y llegó a Etiopía, donde vio a una bella mu­chacha encadenada a una roca junto al mar. 
Era Andrómeda, la hija del rey Cefeo, que estaba a punto de ser sacrificada a un monstruo marino como acto conciliador por las arrogantes palabras de su madre Casiopea . 

Perseo vio aparecer al terrible monstruo de las profundidades del mar para devorar a Andró­meda y les dijo a sus desesperados padres que la salvaría si prometían convertirla en su esposa. 
Cefeo y Casiopea aceptaron de inmediato e incluso le ofrecieron el reino como dote. 
Como si de un ave se tratase, Perseo se abalanzó sobre la bestia y le clavó su sable. 
Sus sandalias aladas le permitieron huir inmediatamente del ataque del monstruo, que murió poco después de ser atravesado.

La boda de Perseo y Andrómeda no fue tan feliz como ellos querían. 
Cefeo ya había prometido a Andrómeda a su hermano Fineo, que no se conformó con las explicaciones del rey. 
Con un gran número de seguidores, Fineo apareció en la celebración, convirtiéndola en un baño de sangre en el que hubo numerosas víctimas y Perseo tuvo que utilizar la cabeza de Medusa, su arma más mortífera. 
De esta manera quedaron convertidos en piedra Fineo y todos sus seguidores.

Años después, cuando Andrómeda le había dado un hijo a Perseo, la pareja viajó a Sérifos, llegando a tiempo de rescatar a su madre y a Dictis de las manos de Polidectes cuando se habían refugiado en un santuario. 
Polidectes no quiso creer que Perseo hubiese regresado con la cabeza de Medusa y trató al héroe con desprecio. 
Perseo le mostró la cabeza de la criatura y Polidectes se convirtió en fría piedra.

Perseo convirtió a Dictis en rey de Sérifos y prosiguió su viaje hasta Argos, que era el reino de su abuelo. 
Acriso, recordando la predicción en el sentido de que moriría a manos de su nieto, temió que su final estaba cerca y huyó a Tesalea, aunque no pudo escapar a su destino. 
Perseo lo persiguió hasta allí y ambos se encontraron compitiendo en los juegos locales en honor del rey. Durante una de las pruebas, un disco lanzado por Perseo cayó sobre la cabeza de Acriso y le mató.

De vuelta en Argos, Perseo convirtió en piedra al usurpador Preto y ascendió al trono del lugar -muchos piensan que se trataba de la ciudad-estado de Tirins-. Como quiera que fuere, allí se quedó a vivir felizmente con Andrómeda, que le dio otros cinco hijos y una hija.

Después de su muerte, la que había sido su gran protectora, Atenea, lo subió a los cielos y lo convirtió en una constelación. 
Ese mismo honor lo recibieron Andrómeda y sus padres. 
Antes de hacer esto, Atenea había tomado la cabeza de Medusa y la había puesto en su escudo o aegis con el que cubría sus hombros.


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Doña Francisca - La Embrujada - Leyenda


Leyenda de México.- En el siglo XVI 

Se cuenta de un hechizo diabólico y perverso.
Fue en el año1554  a mitad del siglo XVI, gobernaba el virrey Don Luis de Velasco I, calle de la Cadena  7 ( hoy es Venustiano Carranza). 
Doña Felipa Palomares de Heredia, viuda rica de uno de los conquistadores, heredó la fortuna de su esposo, tenía un hijo llamado Domingo que lo cuidaba en exceso, y ya estaba en edad casadera, la madre  le decía que encontrara una muchacha de alcurnia y abolengo.
Durante varios meses busco a la chica  que  le gustase y sea del agrado de su mamá, pero una tarde vio a una hermosa joven que le dio vuelcos su corazón. La chica entro a la iglesia y el la miraba cautivado, el emocionado. 
Era la costumbre en esa época, que él la siguiera a poca distancia para saber dónde vivía, entonces entro la chica, a una casa que no se había terminado de construir. Calle Cerrada de Nacatitlan ( Novena de Cinco de Febrero) ella volvió sus ojos hacia Domingo.
A partir de ese día Domingo empezó a enamorar a Doña Francisca de Bañuelos sus padres eran humildes y a él no le importó y la siguió viendo. 
Le llegaron con los chismes  a doña Felipa, ella furiosa averiguo donde vivía y la fue a ver, salió rumbo a la casa de Francisca, golpeo la puerta y la joven abrió y la señora le dijo; que no volviera a ver a su hijo que era una plebeya sin fortuna en ese instante se asoma el joven y le reclama el proceder y defiende su amor por la chica, la vieja encabronada se va.
Doña Felipa dispuesta a todo con tal de evitar la boda, fue a ver a una bruja poderosa, aquella hechicera le prometió una solución para el jueves. 
Cuando Domino llegó a su casa le dijo que se casarían dentro de dos días, su madre le pidió que esperara hasta el viernes y el accedió.
Doña Felipa fue con la bruja a buscar el presente diabólico que la mataría poco a poco, que le había hecho para darle a la novia.
La bruja degolló siete patos y con su sangre pintó su cara mientras invocaba al diablo con las plumas embrujadas de los patos hizo un cojín de terciopelo hermoso para que reposara ahí la cabeza de la joven.
Desde ese día la recién casada se sentía mal, mareos, aquella belleza desapareció se tornó pálida desmejorada, cada día se sentía peor, cuando el medico  fue, comentó que tenía el aspecto de los reos de las mazmorras, antes de seis meses falleció doña Francisca.
Deprimido, Domingo se encerró en su alcoba y dormía en aquel cojín rojo de terciopelo, esa noche despertó y junto a su cama vio a doña Francisca descarnada que regresó de la tumba, para prevenir a su esposo del cojín embrujado y decirle que las autoras del crimen fueron su madre y la hechicera.
De un tajo cortó el cojín rojo de terciopelo y cayeron las plumas de pato ensangrentadas después de unos minutos se volvieron serpientes, Domingo a su madre y a la bruja las denunció ante el Santo oficio.
El Tribunal de la Fe hasta 1571 los castigos de las brujas ya en la Nueva  España era la horca o la pira, Doña Felipa y la bruja fueron quemadas con leña verde atadas a un poste en la plaza de Santo Domingo
A Domingo lo señalaban como el delator, responsable de la vergonzosa y horrible muerte de su madre, se fue a España y no se volvió a saberse de el.


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El Espejo - Leyenda



“Hoy la aguapanela para el desayuno está riquísima, le he puesto hojitas de yerbabuena y de menta”, decía contenta y con voz de ópera todos los días a los seis niños.

Ella, la hermana mayor de una familia campesina, fue la responsable de sus hermanos cuando sus padres dejaron de serlo porque fueron convertidos en cruces. 
Sus padres habían sido víctimas de la violencia de los años 50.

Ella Tenía claro que su misión estaba reducida a ir tras el pan y las contiendas para mantener viva la historia de su madre. 
Cuando asomó a los 12 años y recreaba sueños adolescentes en sus dos cúpulas erguidas, que anunciaban gacelas alegres en su cuerpo y el cantón de su sexo floreciendo, seguro estaría ella en el puerto preciso para caminar los pasos del amor sobre un espejo.

Ahora a los 35 cumplidos, comprendía que lograrlo estaba a una distancia tan indeterminable como conseguir cada año unos zapatos nuevos. 
Sin embargo, un 29 de Junio, día de fiesta religiosa, partió en el primer campero del mercado, rumbo a la ciudad grande, la de los muros que llenan de sueños a los hombres descalzos, a los mismos que viven entre las zarzas y crepúsculos donde las sombras de los árboles jadean al ritmo de los instrumentos de sus vientres, y el color de las tardes son del mismo color de los sueños de los niños. 
Ella iba resuelta a hacer su propio pan en la ciudad  de las luces postizas,  quería enfrentar todas las esperanzas, las propias y las heredadas desde los años de infancia.

De puerta en puerta ella tocó a diario, cada esperanza y solo encontró una muchedumbre anémica, calles vacías de chicharras y pericos que celebraran su paso con los berridos; negocios prendidos de música estruendosa que nada decían ni al corazón ni a los oídos; mujeres semidesnudas ebrias y hombres desajustándose las braguetas con la intención de plantar un pequeño tallo, pero ella no veía la tierra lista para la siembra, tan solo cemento.

Una noche, durmiendo entre cartones, escuchó la voz doliente de un hombre joven y tan flaco que parecía reseco como los cueros de los conejos de monte que su padre clavaba en el patio. 
¡Cúrame!, mi alma duele! 
Ella corrió con la ignorancia de su auxilio, volteó una tras otra la procesión de basuras a su paso, se sintió de pronto común a ella, lloró, miró al cielo, mientras que por sus piernas se expandía el fuego de un demonio.

Ella, regresó a su tierra con tantas desesperanzas, como esperanzas llevaba en unos ojos nuevos, que ahora son ojos en menguante.

Como la madre, al otro lado no alcanzó nada.

Fuente: Rosaura Mestizo


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Diagrama - El Libro de los Muertos -



Los egiptólogos suelen dar el título de «El Libro de los Muertos» a las ediciones de la obra más amplia, elaborada en la dinastía XVIII y siguientes, pero, en esta introducción, este título incluye el cuerpo general de los textos que hacen referencia al enterramiento de los muertos y a su nueva vida
en el mundo que está más allá de la tumba. 

Se sabe que existieron ediciones revisadas de estas obras y que los egipcios las usaron
aproximadamente entre el año 4.500 a. de C. y los primeros siglos de la era cristiana.

Mientras una sola necrópolis egipcia permanezca inexplorada y sus inscripciones no hayan sido traducidas, el hogar, origen e historia temprana de la colección de antiguos textos religiosos que han llegado a nosotros —que hasta el presente son desconocidos— y todas las teorías al respecto, por más apoyadas que parezcan estar por hechos confirmados, deben clasificarse con todo cuidado únicamente como teorías. 

Sólo el posible descubrimiento de inscripciones pertenecientes a las primeras dinastías del Primer Imperio podrá decidir si estas obras fueron compuestas por los habitantes de Egipto, que las
registraron en caracteres jeroglíficos y nos dejaron los monumentos (las únicas fuentes de información fiables a este respecto), si fueron llevadas a Egipto por los primeros emigrantes del continente asiático o si se trata de libros religiosos de los egipcios incorporados a los textos funerarios de algunos primitivos pobladores de las riberas del Nilo. 

Las pruebas derivadas de la enorme cantidad de nuevos materiales que debemos a los importantísimos descubrimientos realizados por M. Maspero de las tumbas mastaba y de las
pirámides, así como su publicación de los primeros textos religiosos, prueban más allá de toda duda que la mayor parte de los textos comprendidos en el Libro de los Muertos son muy anteriores al periodo de Mena (Menes), el primer rey histórico de Egipto.
Ciertamente, algunas secciones parecen pertenecer a una época indefinidamente remota y primitiva.

Vulgarmente conocido como “Libro de los Muertos”, nombre que se atribuye al pionero egiptólogo alemán Karl Richard Lepsius, que en 1842 publicó la traducción de algunos textos de otros papiros con el título de : “Das Todtenbuch der Ägypter nach dem hieroglyphischen Papyrus in Turin”, popularizando el término, no solo porque dichos textos y papiros se encontraban en el entorno de los sarcófagos, sino principalmente debido a que venía siendo utilizado por los saqueadores de tumbas desde tiempos remotos, que los llamaban “Kitab al-Mayitun”, en árabe, que significa “Libro del difunto”, precediendo a los descubrimientos europeos, extendiéndose ese nombre a todo rollo de papiro encontrado dentro de las tumbas.

Se trata de una coleción de textos o de un compendio de indicaciones, en forma de guía o manual, para uso exclusivo de un determinado difunto, con el fin de que pudiera atravezar el inframundo, sorteando los peligros que allí le esperaban, y estar preparado debidamente para enfrentar el tribunal de los Dioses, para de ese modo alcanzar la luz del día en la vida eterna. 

Está compuesto por una colección larga e intrincada de fórmulas mágicas, claves, conjuros, hechizos, encantamietos, himnos, letanías, oraciones, alabanzas, nombres propios y combinaciones de números, que ayudaban al Alma, Corazón del difunto a despertar de la muerte, reencontrarse con su cuerpo y volver a ganar control sobre si mismo, además de infundir movimiento a estatuillas de guardias y sirvientes que lo ayudarán y defenderán, para luego enfrentar, dicernir y resolver correctamente cada una de las diversas situaciones que se le irán presentando, sorteando  grandes peligros, tratando de no errar el camino para llegar a la sala de la Doble Maat, o de las Dos Verdades, en donde se llevará a cabo el acto del pesado de su Alma, Corazón, instancia conocida como el Juicio de Osiris, tras el cual, de salir airoso, quedar habilitado para vivir eternamente en el más allá junto a los Dioses.

En proximas entradas Veremos

















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El Libro de Los Muertos - Capitulos Que Lo Componen



Capítulos 1-16: “Salir al día” (oración); marcha hacia la necrópolis, himnos al Sol y a Osiris

Capítulos 17-63: “Salir al día (regeneración); triunfo y alegría; impotencia de los enemigos; poder sobre los elementos.

Capítulos 64-129:Salir al día” (transfiguración); poder manifestarse bajo diversas formas, utilizar la barca solar y conocer algunos misterios. Regreso a la tumba; juicio ante el tribunal de Osiris

Capítulos 130-162: Textos de glorificación del muerto, que se deben leer a lo largo del año, en determinados días festivos, para el culto funerario; servicio de las ofrendas. preservación de la momia por los amuletos. 

Capítulos 163-190: es un complemento de todo lo anterior, con fórmulas en donde se alaba a Osiris 

Capìtulo 125 Posiblemente El Mas Famoso Quizás el capítulo más importante del Libro de los Muertos sea el titulado “Fórmula para entrar en la sala de las dos Maat”, en el cual el difunto se presenta ante el tribunal de Osiris al objeto de que se pese su corazón (conciencia y moralidad) y superada la prueba pueda continuar su camino en el mundo de los muertos, la Duat, hasta alcanzar los fértiles campos de Aaru. 
Este capítulo, de notoria complejidad y extensión, contiene las llamadas “Confesiones negativas”, declaraciones de inocencia que el difunto realizaba ante los dioses del tribunal a fin de justificar sus acciones personales, lo que pone de manifiesto la gran importancia moral que este capítulo significaba para los antiguos egipcios.


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El Libro de Los Muertos - Textos De los Sarcófagos



Los Textos de los Sarcófagos son escritos que contienen conjuros pintados o grabados en los sarcófagos y ataúdes (de ahí su nombre actual) del Antiguo Egipto, principalmente durante el Imperio Medio.

Son un repertorio de fórmulas sagradas, ofrendas y rituales de inspiración solar y osiríaca cuya finalidad era ayudar al fallecido a protegerse de los peligros que pudiera encontrarse en el viaje por el otro mundo, la Duat, preservando así la inmortalidad del difunto. También contienen los métodos para poder alimentarse en la otra vida.


Sarcófago del canciller Najty (ca. 1950-1900 a. C.). Dinastía XII (Imperio Medio). Hallado en Asiut.
Surgen a partir del primer periodo intermedio de Egipto (c. 2100 a. C.) y se desarrollan durante el Imperio Medio, cuando se cree que la nobleza consiguió el derecho utilizar los textos mágico-religiosos, que antes solo estaban reservados a los faraones.

Su origen proviene -en parte- de los Textos de las Pirámides (c. 2350 a. C.) del Imperio Antiguo, época en que la inmortalidad y resurrección estaba limitada únicamente a la realeza, aunque incluyen muchos nuevos contenidos y creencias propias del Imperio Medio.

El pueblo solo pudo acceder a las fórmulas sagradas a partir del Imperio Nuevo (c. 1500 a. C.) y esto dio lugar a los textos del denominado Libro de los Muertos.



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El Libro De Los Muertos - Los Libros y La Eternidad



Los egipcios pensaban que los textos religiosos y mágicos más importantes no habían sido escritos por los hombres, sino por los propios dioses, sobre todo por Thot, la divinidad del Conocimiento. 

Escribiendo esos textos los dioses habrían legado a los hombres conocimientos profundos a los que estos solamente podrían acceder a través de procesos de iniciación. 

Ese es el motivo de que el Papiro Salt, por ejemplo, afirme que los libros son el poder de Ra (el dios sol) en medio del cual vive Osiris
Cuando el hombre es iniciado y llega a comprender plenamente la magia que impregna a la palabra escrita deseará no solamente leer sino incluso comer esas palabras santas. Tenemos noticias que sugieren que los grandes sacerdotes colocaban trozos de texto en un cuenco e ingerían luego las palabras sagradas. 
Con esa acción, de algún modo, estaban accediendo físicamente al Verbo divino. 
Se sabe también que ese rito simbólico habría de ser practicado muchos siglos más tarde en las logias medievales de constructores de catedrales.

No cabe duda de que los egipcios creían que los jeroglíficos eran unos signos sagrados que contenían inmensos poderes. 
Cuando el sacerdote leía en voz alta los conjuros mágicos contenidos en un texto escrito estos adquirían plena eficacia y nacía realmente la realidad deseada.

Ya comentamos antes que los antiguos egipcios pensaban que el recuerdo del nombre de una persona aseguraba, de algún modo, la inmortalidad de ese hombre. 
Si la persona había tenido una vida virtuosa, tras su muerte, le esperaba un proceso de glorificación que habría de culminar con la divinización del fallecido, que sería asimilado a Osiris. 
Ese ansia de eternidad, tan propio de Egipto, se facilitaba si el recuerdo de la persona quedaba unido para siempre a una obra escrita, es decir, a un libro. 
A lo largo del tiempo, gracias al inmenso poder de la palabra escrita, cada vez que alguien lea el libro su autor vivirá.

El hombre virtuoso, gracias a su obra escrita, será recordando en momentos futuros en que, posiblemente, su tumba ya ni siquiera existirá y su propio culto funerario habrá caído en el olvido. 
El hombre que escriba un buen libro habrá de ser recordado siempre y adquirirá la inmortalidad. Francois Daumas transmite un poema, posiblemente confeccionado por uno de los alumnos de una Casa de la Vida, en el que se encuentra «un vibrante recordatorio de la inmortalidad que procura una gran obra». 
El autor del pasaje insiste a lo largo del texto en que los escritos de un hombre sabio permiten que este sea recordado durante toda la eternidad. 

Veamos algunos fragmentos del poema:

«Estos escritores sabios del tiempo de los sucesores de los dioses, aquéllos que anunciaban el porvenir, resulta que su nombre dura para la eternidad, aunque se hayan ido, habiendo cumplido su vida, y que se haya olvidado a toda su parentela … 
Se han construido puertas y moradas para ellos, pero se han desmoronado. 
Sus sacerdotes de ka han desaparecido, sus losas sepulcrales están cubiertas de polvo, y sus tumbas están olvidadas. Pero su nombre es pronunciado en virtud de los libros que han escrito, tan perfectos siguen siendo. Y el recuerdo de quien los ha hecho alcanza los límites de la eternidad».



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